Ya paso la Semana Santa. Una Semana Santa que ha dejado momentos tan emotivos como los de la primera salida de la Virgen de la Victoria de Alcazar de San Juan, o la salida en la madruga de la Virgen de la Soledad Coronada de Carmona.
Sin embargo, hubo un momento que para la Real, Ilustre y Fervorosa MiniHermandad del Santísimo Cristo de la Salvación, María Santísima de la Piedad, Nuestra Señora de Lourdes y Nuestra Señora del Rocio, e cual, quedara grabado en todos los hermanos de esta MiniHdad. un momento cargado de una intensa emotividad por el hecho de ver a dos de las imagenes más queridas, al menos pienso yo, de nuestras Minihdades.; dos virgenes a cada cual más bella, me refiero al momento en el que María Santísima de las Angustias y Nuestra Señora de la Piedad cruzaron sus benditas miradas en esta tierra lena de prodigios que es Sevilla.
La Virgen de las Angustias viajó desde las tierras que la vieron nacer, hasta estas tierras que la recibieron con los brazos abiertos, y con un sol esplendido iluminando nuestro cielo. un cielo que pareció abrirse en el momento en que ambas imagenes se miraron cara a cara, intercambiandose las mudas palabras de un silencio que lo dijo todo, ante tan emotivo momento.
Una tendia su pañuelo para enjugar el llanto de la Humanidad, la otra entrelazaba sus manos en un llanto profundo y silencioso en su plegaria por nosotros.
Momentos magicos, momentos de eterna belleza, que tan solo podían producirse en esta bendita tierra, y que Dios mediante, y si asi el Altísimo quisera, volvera a ver a sus madres reunidas, una tarde de verano, bajo un sol de eterna primavera, como los aires que mecen las aspas de unos gigantes de piedra.
Sin embargo, hubo un momento que para la Real, Ilustre y Fervorosa MiniHermandad del Santísimo Cristo de la Salvación, María Santísima de la Piedad, Nuestra Señora de Lourdes y Nuestra Señora del Rocio, e cual, quedara grabado en todos los hermanos de esta MiniHdad. un momento cargado de una intensa emotividad por el hecho de ver a dos de las imagenes más queridas, al menos pienso yo, de nuestras Minihdades.; dos virgenes a cada cual más bella, me refiero al momento en el que María Santísima de las Angustias y Nuestra Señora de la Piedad cruzaron sus benditas miradas en esta tierra lena de prodigios que es Sevilla.
La Virgen de las Angustias viajó desde las tierras que la vieron nacer, hasta estas tierras que la recibieron con los brazos abiertos, y con un sol esplendido iluminando nuestro cielo. un cielo que pareció abrirse en el momento en que ambas imagenes se miraron cara a cara, intercambiandose las mudas palabras de un silencio que lo dijo todo, ante tan emotivo momento.
Una tendia su pañuelo para enjugar el llanto de la Humanidad, la otra entrelazaba sus manos en un llanto profundo y silencioso en su plegaria por nosotros.
Momentos magicos, momentos de eterna belleza, que tan solo podían producirse en esta bendita tierra, y que Dios mediante, y si asi el Altísimo quisera, volvera a ver a sus madres reunidas, una tarde de verano, bajo un sol de eterna primavera, como los aires que mecen las aspas de unos gigantes de piedra.
